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Logia Capitular de Perfeccion 4-14 Reforma Agraria N° 120

Grado 6º R.•.E.•.A.•.A.•. Secretario Íntimo

6° secretario intimo

 

Grado 6º R.•.E.•.A.•.A.•. Secretario Íntimo

En este grado se enseña a ser fervoroso y fiel, a ser imparcial y benévolo y hacer de pacificador en caso de desacuerdos, de conflictos, y de peleas entre los hermanos.
El deber es esa influencia virtuosa que controla y guía al Masón en un camino sin rodeos en la vida. Realizar ese deber, sea este recompensado o no debe ser la preocupación de todo Masón aún si lo que hace es desconocido por la humanidad, si somos gobernados por la inclinación y no por el deber: si somos despiadados, críticos ásperos o injuriantes en nuestros relaciones o tratos en la vida - si somos amos ásperos o criados infieles -, si somos amigos traidores o malos vecinos o competidores amargos o políticos corruptos o negociadores mañosos, nos salimos del camino verdadero.
La fidelidad es un deber no solo con nuestras obligaciones, es también un deber, con los compañeros y sobre todo con el Gran Arquitecto del Universo que dirige todas nuestras acciones. Zabud era celoso y fiel en su dedicación al rey Salomón, lo que casi le costó su vida. Si el habría sido más astuto o sagaz de una manera egoísta, él habría sido precavido para evitar la detección, pero su sentido del deber prevaleció sobre cualquier pensamiento que no sea el bienestar de su Maestro Real. Tal obligación vino no por algún convenio ni por su intención expresada pero no implicada, sino como un deber que se originaba dentro de su misma alma.
Como Masones, nuestro deber es ser buenos y cariñosos el uno con el otro. Debe haber mucho más del verdadero espíritu de hermandad entre nosotros, más comprensión de las faltas de cada uno, más perdón, más preocupación por cada uno. De ese modo, debemos corresponder amor y amabilidad como podamos o como se presente la oportunidad. Nada debe permitirse que interfiera con esa amabilidad y afecto, ni siquiera la competición mercenaria ni la ambición egoísta, ni la envidia y celos de otros.
La generosidad y un espíritu dadivoso hace a los hombres comprensivos, amistosos, generosos, sinceros, y ansiosos por hacer el bien. Valoran la amistad más que las riquezas o fama, y la gratitud más que el dinero o el poder. La verdadera generosidad sale inequívoca del corazón. Habla con la confortante voz de la caridad, dispensa favores con una voluntad para compartir libremente, la Generosidad fue ejemplificada por el rey Hiram, quien vio en Zabud verdadera fidelidad y adhesión y así lo excusa de intenciones que no fueron otras que por una fidelidad fervorosa y apoya con agrado su nombramiento como Secretario Íntimo o Confidencial en reconocimiento a que la amistad del rey Salomón es de mayor valor que ciudades, Hiram no solamente devuelve las ciudades Galileas prometidas pero también concede al Rey Salomón un regalo de oro de su Hacienda real.
El hombre generoso nunca puede aprobar el desacuerdo y los conflictos entre sus hermanos. Solo el malo y egoísta se deleita con la discordia. Es lo más bajo de la humanidad hacer que los hombres piensen mal entre ellos. El deber de un Masón es esforzarse para lograr que los hombres piensen mejor de su vecino, acallar, en vez de agravar las dificultades, reunir a los que han dañado sus relaciones y han perdido la amistad, evitar que amigos se conviertan en enemigos, y persuadir a enemigos a convertirse en amigos. Para hacer esto, se deben controlar las propias pasiones, y no ser impetuosos ni precipitados, ni muy rápidos en tomar ofensa, ni fáciles de llevarse por el enojo. Salomón encolerizado mantuvo el control de si mismo y, usando el juicio sano y la buena voluntad, fue capaz de persuadir a su colega de aplacar su cólera. La cólera es una tormenta en la cual la voz de la razón raramente puede ser oída.
Ved, por lo tanto, que primero controlando vuestro propio genio, y gobernando vuestras propias pasiones, vos podeis capacitaros para mantener la paz y armonía entre los hombres, y muy especialmente entre los hermanos. Por sobre todo, recordad que la Masonería es el reino de la paz donde no debe haber disensión.

AUTOR:      Jorge Cornejo.     Argentina.

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